ACERCA DEL DESTINO DEL HOMBRE
¡Ah! Los pétalos de la rosa
se desprenden con la brisa
y no vuelven más al rosal.
Desmayan sobre la tierra,
marchitándose su hermosura.
Y se mezclan en el olvido
de las mariposas.
Desaparecen mustias
las flores más bellas.
Así es la vida del hombre,
fuerte en su lozanía,
y frágil en su vejez.
Va decayendo su andar,
su memoria se hace fugaz
y luego de descender
hacia la hondura de la tierra,
entrará con paso lento
al desierto del olvido.
Y un día cualquiera
ya nadie pronunciará su nombre.
INGRID ZETTERBERG
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