DESIERTO
Ya se van los campos
henchidos de distancia,
donde pasa tu risa
como un tren
en el ocaso.
Como círculo
dibujado por un niño,
gira y gira
tercamente tu adiós.
Cuerpo lapidado
de tus miradas
que se quebranta
como un grito.
Este es el lugar
donde habitaban
tus manos,
hoy desierto.
INGRID ZETTERBERG
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